BREVE JUSTIFICATIVO DEL LEMA
Incipiens aliquando
I.- Una traducción literal de la frase propuesta sería “empezando alguna vez”, del verbo incipere = empezar y el adverbio temporal aliquando = alguna vez, al fin, finalmente.
La frase, obviamente, no se refiere al ius gentium ni al derecho internacional p?blico moderno; ni siquiera al derecho en general. Se refiere en todo caso a nosotros mismos, grupo humano nucleado en una organizaci?n (el IDI), pensada para promover la creación científica; o sea “nosotros” en tanto promotores de la ense?anza e investigaci?n de una de las ramas m?s desafiantes de las Ciencias Jur?dicas: el derecho internacional. Pero tambi?n nos refiere en tanto miembros de una estructura mayor, la Universidad Cat?lica de Salta, privada y confesional de provincias, que adopt? a su vez y en su momento otro lema estupendo: Nihil intentatum (“Nada sin intentar” y, de otro modo, con voluntad o perseverancia nada es imposible), el cual opera como escenario y plataforma de despegue desde donde habremos de encarar un continuo empecemos finalmente. Tales circunstancias -voluntad de intentar y de empezar- han sido y son todav?a una cuesti?n sin resolver en la Argentina de todos los tiempos.
II.- Quintus Horatius Flaccus (65 AC ? 8 AC), hijo de esclavo liberto, fue uno de los grandes poetas latinos. Naci? en Venusia, en la Basilicata, y muri? en Roma. Su obra po?tica y en prosa nos lleg? en buena parte. Fue un poeta l?rico y a la vez sat?rico temible. En sus famos?simas Odas abund? en pensamientos transformados en m?ximas morales por autores posteriores, que las recogieron como emblemas. Horacio es el mismo que aleccion? a sus contempor?neos a tener conciencia de la finitud de la vida y a vivirla bien 1 (que no es lo mismo que vivir alocadamente el momento); o a elegir la vida sencilla del campo2 y a alejarse de las turbulencias materialistas.???
Por su parte, el holand?s Otto van Veen (1556-1634) ?llamado Vaenius- fue un artista flamenco que explor? el pensamiento de los escritores latinos cl?sicos, no solo Horacio. A ?l se debe un libro de grabados en el cual desarrollaba una idea y le agregaba una glosa de nuestro poeta. El libro se public? en 1607 con el t?tulo de Quinti Horati Flacci Emblemata y conten?a cien ilustraciones con sus respectivos epigramas, uno de ellos el Incipiens?? Queda claro entonces que Horacio no es autor de las Emblemata, sino que sus ep?gonos de siglos despu?s consideraron v?lidas sus frases m?s inspiradas y las legaron a la posteridad.??
III.- Seg?n el diccionario RAE, la palabra “emblema” posee dos acepciones. Optamos por la segunda a los efectos de este justificativo: cualquier cosa que es representaci?n simb?lica de otra. A nosotros nos calza justo, pues est? comprobado que -en cuanto miembros del IDI, docentes de la UCS y ciudadanos argentinos- nos cuesta iniciar las cosas. Empezar alguna vez implica que las cosas quieren un principio y la experiencia indica que cuando ellas fueron iniciadas ya se realiz? la mitad de la obra. Desde esta perspectiva, como se advierte, implica actuar en positivo. Hasta ac? todo fue logrado con esfuerzo y modestia, ayud?ndonos mutuamente, brind?ndonos a quienes quieran aprovechar nuestros talentos. Acompa?ados por el logotipo tendremos un aliciente que nos estar? acicateando, incitando cada minuto a la haza?a acad?mica, que tanto falta hace en las Universidades argentinas.
Pero siempre cuesta arrancar? Habr? sido por eso la admonici?n orteguiana “[?] tengo una gran fe en mi pr?dica ?paladina o solapada, pero constante, ante los argentinos- mi pr?dica que les grita: “Argentinos, ?a las cosas, a las cosas! D?jense de cuestiones previas personales, de suspicacias, de narcisismos [?]”3.
1 Carpe diem quam minimum credula postero (Aprovecha el d?a [dale] m?nima credulidad al que viene), Odas I, 11, 7-8.
2 Beatus ille qui procul negotiis (“Dichoso aquel que lejos de los negocios”?), Epodos, 2,1. A esta idea la retom?, por ejemplo, Fray Luis de Le?n con su Oda a la vida retirada para huir del mundanal ruido transitando: “[?] la escondida senda por donde han ido/ los pocos sabios que en el mundo han sido [?]”.
3 Jos? Ortega y Gasset, Meditaci?n del pueblo joven, p?g. 91. El Arquero ? Revista de Occidente, Madrid, 1966.